Corría el año 1849 cuando Don Bosco junto a sus muchachos, después de rezar por el alma de los difuntos, volvían del cementerio a tomar las castañas que Don Bosco les había prometido. Entonces se produjo el milagro en el que sin apenas castañas para uno pocos, Don Bosco consiguió que todos tuvieran su ración.
Fue por entonces cuando comenzó a comentarse la santidad de aquel sacerdote, que se ocupaba de procurar tanto las necesidades espirituales como terrenales de aquellos muchachos desamparados por la sociedad de la época. Nosotros, en recuerdo de este hecho prodigioso, tuvimos nuestra celebración del milagro de las castañas. Imaginaos todo lo que significa para nosotros seguir con las tradiciones de Don Bosco, que tanto sentido tuvieron entonces y siguen teniendo ahora.
Rememoramos ese gran acontecimiento con una tarde donde pudimos experimentar el espíritu de nuestra Casa Salesiana de Carmona.
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